Por Adolfo Mantilla.
Doctora en Artes Visuales por la Universidad Nacional Autónoma de México, Nadia Osornio ha desarrollado una práctica y producción artísticas determinadas por su posición/óptica respecto de la Ciudad de México, su hábitat simbólico inmediato. Su proyecto epistemológico, emprendido desde hace ya más de quince años, ha dado como resultado la construcción de una serie de dispositivos visuales que generan paradigmas alternativos de representación del espacio que delinea su entorno real e imaginario. Con en el proyecto Conquista visual logró construir un potente aparato visual que permite la coexistencia de múltiples registros, mediados todos por una revisión de las representaciones históricas de la Ciudad de México. Ahí cada elemento, extraído de diversos contextos, es nuevamente creado en distintos medios y procesado por medio del montaje. Con este recurso poético la autora establece una relación concomitante entre la arquitectura, los personajes y los artefactos, y con ello desarrolla piezas generadoras de experiencias que irrumpen en la percepción de la cotidianidad.
En particular, su serie Estado sísmico (2017), lograda mediante la técnica del fotomontaje digital, parece haber sido concebida como dispositivo para la exploración y registro de un imaginario apocalíptico o postapocalíptico, donde la relación de los elementos que componen la imagen producen la experiencia de un espacio-tiempo alterado. Es así como el trabajo de Nadia Osornio logra crear visiones de eventos que se caracterizan por la presencia de alteraciones radicales en las condiciones de los componentes del espacio que registra. Estas revelaciones, documentadas en las imágenes, producen experiencias de fatalidad que dejan expuestas potenciales realidades alternas. De este modo, las fuerzas destructivas que podemos observar en el mundo real toman la forma de agentes en los entornos mostrados por las piezas de Nadia, revelando escenarios donde el mundo registrado es un proyecto condenado. Cabe señalar, que la noción de Apocalipsis referida en este contexto da cuenta de los imaginarios derivados de la tradición judeocristiana, pero no se limita a ellos, pues en la serie cualquier cambio más o menos radical en las condiciones de vida puede ser experimentado como una revelación del fin de un mundo.
Nadia Osornio. De la serie Estado sísmico, 2017.
En este sentido la serie Estado sísmico (2017) parece haber logrado un particular método para la creación de imágenes apocalípticas, que de manera automática producen experiencias de transformación, colapso, catástrofe, aniquilación, amenaza, donde los individuos y sus respectivos entornos son instrumentos para la investigación de las reacciones y visiones que producen las secuelas de la percepción de catástrofes registradas en distintos escenarios de la Ciudad de México. No obstante, dado que los fines de los mundos y sus consecuencias con frecuencia tienen dimensiones globales, y dado que los imaginarios apocalípticos se caracterizan por fuertes procesos transculturales, la investigación y producción artística de Nadia Osornio logra a través de los recursos poéticos que emplea el análisis y la comprensión de ciertas figuras de pensamiento, narrativas, textos, imágenes y escenarios apocalípticos y postapocalípticos a través de una perspectiva transversal. Es decir, el proyecto no sólo analiza las figuras apocalípticas del espacio urbano de la Ciudad de México, sino también busca evocar a las diversas nociones del fin del mundo en un imaginario global. Por tanto, la producción artística de Nadia Osornio parece haber logrado en la serie Estado sísmico (2017) la identificación de ciertas imágenes que en su integración producen efectos simbólicamente integrados a los imaginarios que conectan diferentes realidades. Así, intenta mostrar el modo en el que las imágenes conectan todos los sistemas de conciencia y comunicación entre sí.
La práctica y producción artísticas de Nadia Osornio parecen entonces estar dedicadas desde sus orígenes a la exploración de distintos sistemas de comunicación visual, para emplearlos después como referencias epistemológicas para analizar fenómenos culturales. Es decir, entiende a la cultura como un sistema de comunicación supraindividual que opera como medio de transmisión. Esta peculiaridad en su trabajo artístico se expresa con más fuerza en imágenes que permiten el acoplamiento de diferentes realidades, logrando una dimensión simbólica que transita por diferentes sistemas de comunicación que producen nexos entre imágenes y diferentes imaginarios que operan en diferentes realidades. Es a través de su proceso creativo como quedan expuestas las relaciones entre las personas y el mundo, todas mediadas por los aparatos visuales que produce mediante la apropiación de múltiples sistemas de comunicación/interpretación. Con ello logra que la cultura y sus sistemas de comunicación encuentren las conexiones entre personas y el mundo, especialmente en lo que respecta a las representaciones creadas para dislocar la percepción sobre los espacios que registra en su trabajo. En él cada imagen funciona como una herramienta de modelado y una herramienta de comunicación, función dual que habilita las dimensiones de lo imaginario. Se podría decir que las imágenes creadas por Nadia Orornio siempre tienen como fundamento la dimensión mental, pues su existencia es un derivado de los mecanismos de simbolización individual y colectiva.
Nota del editor: La doctora Nadia Osornio es actualmente académica de varias materias en el Instituto IMAGO. El doctor Adolfo Mantilla, el autor de este texto, ha sido académico de Historia del Arte, Antropología Visual y Estética en el mismo instituto.
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